"¿En qué momento pasó tanto tiempo?"
Ya la vida no se resume
en un juego de tarde
o un simple obsequio colorido
que se encontrase
en alguna tienda en el camino;
tampoco en saber si tu súper héroe
sobrevivirá un episodio más;
o el color de tu paladar
luego de comer un helado.
Tampoco es esperar con ansias
la noche para correr
con una cálida bienvenida
a unos brazos aún más cálidos
que tus propios sueños,
ni la mayor preocupación
es saber qué jugarás el fin de semana
o qué nuevo lugar conocerás
y deleitarás con un paseo familiar.
De noche la cama de tus hermanos
o la fortaleza de la de tus padres
ha dejado de ser invencible,
y conciliar el sueño a veces
no es tan sencillo como antes lo era
cuando te rodeaban unos brazos
coronados de sinceridad
donde el peligro parecía imposible
que te alcanzara en ese sitio.
Los abrazos son a veces un rumor,
y una sonrisa no se desprende
de tus labios tan fácilmente,
y se requiere más que un simple dulce
para lograr tal tarea;
la confianza va perdiendo sentido
y al parecer los amigos
ya no se fabrican a gran escala,
y requieres más que un juego
de unas cuantas horas
para guardar una nueva amistad.
Ya no es saber si ella te miró,
o si su cabello reluce hasta tus ojos
o su piel sea un palacio de belleza;
la estrategia ya no es lograr
que de alguna manera conozca tu nombre
o tus palabras estén al alcance de sus oídos,
o al menos tus cartas con versos impares,
métricas olvidadas y rimas que no riman
lleguen a sus ojos llenas de verdad.
...¿En qué momento pasó tanto tiempo?
Felipe Carvajal - 12/10/2011